**Los accionistas de Hershey no deberían contar con un premio de Mondelez**
En el mundo empresarial, el horizonte de fusiones y adquisiciones siempre ha sido un terreno pantanoso, lleno de incertidumbres y sorpresas. Un caso notable en este ámbito es el de Hershey, la icónica compañía estadounidense de chocolates, que ha lidiado con propuestas de compra en el pasado, incluyendo un acercamiento por parte de Mondelez International. Muchos accionistas de Hershey pueden ahora preguntarse si un posible acuerdo con Mundolez sería beneficioso, pero la historia sugiere lo contrario.
Hershey, fundada en 1894 por Milton S. Hershey, se ha mantenido como un pilar de la industria de confitería en Estados Unidos. Durante más de un siglo, la compañía ha desarrollado una identidad única, no solo por sus productos emblemáticos como las barras de chocolate Hershey y los Kisses, sino también por su compromiso con la comunidad y la filantropía. Este legado ha creado una conexión emocional con sus consumidores que va más allá de lo puramente comercial.
En 2016, Hershey rechazó una oferta de compra por parte de Mondelez que valoraba la compañía en aproximadamente 23.000 millones de dólares. Este intento de adquisición fue visto como una estrategia de Mondelez para expandir su dominio en el mercado de snacks y confitería. A pesar de la magnitud de la oferta, la junta directiva de Hershey, respaldada por una fuerte lealtad a su misión corporativa, optó por seguir siendo independiente. Este rechazo no solo subrayó el compromiso de Hershey con su legado, sino que también envió un claro mensaje a los accionistas: el valor de la compañía no se mide únicamente en términos financieros.
Hoy en día, la situación del mercado es aún más compleja. Hershey ha experimentado un crecimiento sostenido en su segmento, incluso en medio de la pandemia y el aumento de costos de materias primas. Las alternativas de consumo han diversificado y la demanda de productos de calidad ha crecido, lo que ha permitido a Hershey posicionarse como líder. La capacidad de la empresa para adaptarse a las preferencias de los consumidores y su enfoque en la innovación son aspectos que refuerzan su valor intrínseco.
Por otro lado, Mondelez ha enfrentado sus propios desafíos. A pesar de ser un gigante global en el sector de alimentos, su modelo de negocio ha tenido que lidiar con la presión constante de la competencia y el cambio de gustos del consumidor. Una adquisición de Hershey no solo pondría en riesgo la identidad de la marca, sino que también podría desestabilizar el equilibrio que hoy en día existe en el mercado de confitería.
Los accionistas de Hershey deben recordar que la independencia de la compañía es uno de sus activos más valiosos. La historia reciente muestra que la empresa ha tomado decisiones estratégicas que priorizan su crecimiento y su legado, en lugar de sucumbir a la presión de grandes contendientes como Mondelez. Por lo tanto, ante un posible acercamiento de la multinacional, los accionistas deberían pensar cuidadosamente antes de contar con un “premio” que, lejos de ser una garantía, podría amenazar la esencia misma de lo que Hershey representa. En definitiva, lo que está en juego va más allá del dinero: se trata de mantener viva una tradición y un compromiso con el consumidor.