
El veterano revolucionario y expreso político lamenta el destino de Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega, tras ser desterrado a Guatemala junto con otros 134 presos políticos.
Ciudad de Guatemala, 22 de septiembre de 2024 – Juan Carlos Baquedano, un excombatiente de la revolución sandinista y uno de los 135 excarcelados políticos desterrados a Guatemala el pasado 5 de septiembre, ha expresado su profundo pesar por la situación actual de Nicaragua. “Nos libramos de Anastasio Somoza creyendo que teníamos la solución, pero terminamos cayendo en algo peor”, dijo en una reciente entrevista, haciendo referencia al régimen de Daniel Ortega.
Baquedano, de 67 años, fue arrestado el 2 de agosto de 2023 en su hogar en Jinotega, al norte de Nicaragua, cuando regresaba al país para gestionar documentos personales y propiedades. Tras pasar más de un año detenido ilegalmente, fue trasladado a Guatemala junto a otros presos políticos, en lo que ha sido visto como una medida del gobierno de Ortega para deshacerse de disidentes sin ofrecerles ningún tipo de justicia. Desde su destierro, Baquedano ha sido claro en sus declaraciones: “Sacar a Ortega del poder es la única salida para poner fin a la tiranía que se ha instalado en Nicaragua”.
La detención y las acusaciones
El Ministerio Público de Nicaragua acusó a Baquedano en julio de 2018, en medio de las protestas masivas contra el gobierno de Ortega, de delitos graves como asesinato, portación ilegal de armas, terrorismo, secuestro simple y entorpecimiento de servicios públicos. Fue condenado a 47 años de prisión. No obstante, Baquedano siempre ha sostenido que las acusaciones en su contra fueron fabricadas con el fin de silenciarlo, ya que su activismo político seguía desafiando al régimen sandinista.
El excombatiente había sido previamente liberado en 2019 gracias a una Ley de Amnistía, tras pasar once meses en prisión. Luego se exilió en México, donde permaneció hasta que decidió regresar a Nicaragua en 2023, solo para ser nuevamente encarcelado.
La lucha continúa en el exilio
El caso de Baquedano no es aislado. “En Nicaragua muchas personas siguen presas y secuestradas por un régimen que tiene capturado al país”, subrayó Baquedano. Asegura que Ortega utiliza a los presos políticos como “moneda de cambio” en sus negociaciones internacionales y sostiene que la falta de separación de poderes en el país ha permitido que el gobierno continúe cometiendo violaciones a los derechos humanos.
Baquedano, quien participó activamente en la revolución sandinista que en 1979 derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza, ha visto cómo sus ideales de justicia y libertad han sido traicionados por el mismo movimiento que ayudó a instalar en el poder. “Ortega ha traicionado la revolución”, afirmó enérgicamente. El veterano revolucionario, que sobrevivió a una herida de bala en la cabeza durante la guerra de los años 80 —gracias a tratamientos médicos en Cuba, Mongolia y la Unión Soviética—, dice que la actual lucha es ahora “por una Nicaragua libre, sin represión y sin dictadores”.
Excarcelados claman por una Nicaragua libre
El pasado domingo, Juan Carlos Baquedano, junto con otros excarcelados políticos, participó en un culto religioso celebrado en un hotel de Ciudad de Guatemala, dirigido por el pastor Walner Blandón, otro exreo político que pasó nueve meses en prisión en Nicaragua. La reunión fue un espacio de reflexión y oración por la liberación de Nicaragua. Los asistentes clamaron por una “Nicaragua Libre” y por la vida de quienes aún permanecen encarcelados por razones políticas.
“Sabemos que es un proceso complejo, pero el mayor anhelo de todos nosotros es poder regresar algún día a nuestra tierra”, expresó Baquedano, visiblemente emocionado, al referirse al deseo de retornar a su país y continuar la lucha por la democracia y los derechos humanos.
El destierro y la búsqueda de un futuro incierto
En la actualidad, los 135 nicaragüenses que fueron desterrados a Guatemala continúan alojados en un hotel, mientras gestionan su situación de exilio con la Agencia de la ONU para Refugiados (Acnur). Aunque Estados Unidos ha ofrecido permisos de trabajo temporales para estos exiliados, muchos de ellos no desean trasladarse a ese país, pues temen no poder reunirse con sus familiares que permanecen en Nicaragua. En su lugar, algunos de los excarcelados evalúan la posibilidad de establecerse en Costa Rica o Guatemala.
“Nos quitaron todo: nuestra nacionalidad, nuestras propiedades, y ahora nos quieren separar de nuestras familias”, comentó un exrecluso que prefirió no revelar su identidad. La privación de la nacionalidad y el congelamiento de bienes se han convertido en una estrategia del gobierno de Ortega para castigar a los críticos más abiertos del régimen. En los últimos dos años, un total de 452 nicaragüenses han sido despojados de su ciudadanía, según informes de organizaciones de derechos humanos.
Una nación cautiva
Para Juan Carlos Baquedano, el exilio no significa el fin de su lucha. Aunque se siente “despojado” de su patria, sigue convencido de que Nicaragua puede y debe liberarse de la dictadura. “No es la primera vez que luchamos contra una tiranía. Lo hicimos con Somoza, lo haremos con Ortega”, afirma, con una firmeza que refleja los años de sacrificio y resistencia.
El futuro de los exiliados nicaragüenses, así como el de miles de ciudadanos que aún permanecen en el país bajo la opresión del régimen, sigue siendo incierto. Sin embargo, figuras como Baquedano mantienen viva la esperanza de que un día podrán regresar a una Nicaragua verdaderamente libre y democrática.