El Open Internacional de Ajedrez de Moratalaz vivió una jornada memorable este jueves cuando Manuel Álvarez Escudero, próximo a cumplir 103 años, se midió con Félix Álvarez Lee, un joven talento de 12 años. Este evento, que reúne a jugadores de diferentes niveles, fue testigo de un interesante choque entre la veteranía y la juventud en el tablero.
Manuel Álvarez Escudero, reconocido como el ajedrecista federado más longevo del mundo, llegó puntualmente al polideportivo de Moratalaz. Empujando su andador y con su habitual elegancia, vestido con chaqueta y camisa, Manuel sigue activo en los torneos de ajedrez a nivel internacional. En esta ocasión, el torneo se celebraba cerca de su hogar, lo que facilitó su participación sin tener que realizar largos desplazamientos, algo que ahora le resulta más complicado.
Este torneo es uno de los más prestigiosos de Madrid, atrayendo tanto a maestros internacionales como a aficionados del ajedrez. A pesar de su avanzada edad, Manuel continúa compitiendo, habiendo recorrido España en busca de torneos hasta el año pasado. Este año, decidió mantenerse cerca de casa y aprovechar la oportunidad de participar en un torneo en su propio barrio.
Preparado para un nuevo desafío
Al llegar al pabellón multiusos, Manuel dejó su andador a un lado y bromeó: “Aquí puedo andar sin miedo a caerme”. Uno de los árbitros le informó que su rival sería un niño de 12 años, a lo que Manuel sonrió. Aunque comentó en tono jocoso que prefería no jugar contra niños, quienes han crecido aprendiendo ajedrez con programas de ordenador, aceptó el reto con buen humor: “Preferiría no enfrentarme a niños”, dijo riendo.
El oponente de Manuel, Félix Álvarez Lee, llegó acompañado de su madre. Este joven estudiante del Colegio Alemán de Madrid ya es considerado una de las grandes promesas del ajedrez madrileño. Con solo 12 años, ocupa el puesto 51 del torneo, superando a muchos jugadores adultos. Manuel, por su parte, se encontraba en el puesto 90, pero mantuvo su confianza: “Hoy veremos cómo va, unos días son mejores que otros”, comentó.
El enfrentamiento generacional
La partida comenzó a las seis de la tarde, y tras la indicación del árbitro de apagar los móviles, Manuel, con su sencillo teléfono Alcatel, obedeció. Félix, por otro lado, no tenía esa preocupación, ya que es uno de los pocos de su edad que aún no tiene móvil.
Este enfrentamiento entre dos generaciones tan distantes se desarrolló en un ambiente de máxima concentración. Félix, con las piezas blancas, comenzó su partida con calma y precisión, mostrando la madurez de un jugador experimentado. Manuel, con las negras, optó por su estrategia habitual de “jugar al toque”, realizando sus movimientos con rapidez y sin gastar mucho tiempo en cada jugada.
A medida que avanzaba el reloj, Félix calculaba cuidadosamente sus movimientos. Tras 25 minutos, ambos jugadores solo habían capturado un peón cada uno. Félix aprovechaba las pausas para observar otras partidas, mientras que Manuel permanecía concentrado en su tablero, con los brazos cruzados.
La tensión creció cuando Félix logró infiltrar su caballo en la defensa de Manuel, forzando un jaque. A pesar de los esfuerzos de Manuel por resistir, no pudo evitar caer en una trampa. En pocos minutos, hubo un intercambio de piezas que dejó a ambos jugadores sin damas y con menos peones. Sin embargo, Félix había tomado la delantera, lo que le dio una clara ventaja.
El desenlace
Tras más de una hora de juego, Félix ejecutó un jaque mate con una de sus torres. Aunque Manuel intentó reponerse, no pudo evitar la derrota. Ambos jugadores se estrecharon la mano al finalizar, mostrando deportividad y respeto mutuo.
Con su característico sentido del humor, Manuel exclamó: “Perdí el caballo tontamente”, mientras recogían las piezas. Aunque la partida había terminado, el torneo seguía su curso, y Manuel ya pensaba en su próxima partida.
Después del juego, Félix fue recogido por su padre, listo para regresar a casa y cumplir con sus deberes escolares. Manuel, por su parte, tomó el autobús de vuelta a casa, con la esperanza de llegar a tiempo para ver el programa Pasapalabra junto a su esposa Pilar, de 93 años. A pesar de la derrota, Manuel no pierde su espíritu competitivo: “Mañana gano y en paz”, dijo antes de despedirse del torneo por ese día.
El Open Internacional de Moratalaz continuará hasta el domingo, ofreciendo nuevas oportunidades para que Manuel y Félix demuestren su habilidad en este fascinante deporte.