El reciente avistamiento de orcas en las costas del norte de Chile ha causado un gran impacto en la comunidad científica. Por primera vez desde que se tiene registro, un grupo de estos cetáceos fue observado en la región de Antofagasta, abriendo una oportunidad única para investigar una población de orcas hasta ahora no estudiada en la zona. Estas criaturas, conocidas por ser los depredadores más poderosos del océano, superan incluso al tiburón blanco en la cadena alimenticia, aunque suelen habitar en aguas más profundas, lo que complica su observación.
El primer avistamiento de esta manada ocurrió en 2018, cuando pescadores de anchovetas en la bahía de Mejillones vieron a las orcas acercarse a sus embarcaciones. Lideradas por una hembra, a la que los científicos luego bautizaron como ‘Dakota’, las orcas aprovecharon la presencia de lobos marinos que intentaban alimentarse de anchovetas atrapadas en redes de pesca para cazarlos. Este comportamiento fue capturado en imágenes y videos, que posteriormente sirvieron como base para un estudio liderado por la bióloga marina Ana María García Cegarra y su equipo.
“Es un honor poder investigar a estos cetáceos en su hábitat natural, ya que no es común ver a las orcas tan cerca de la costa”, comentó García Cegarra, bióloga marina de la Universidad de Antofagasta. Su investigación, publicada recientemente en la revista Frontiers in Marine Science, utilizó testimonios de la comunidad local y el monitoreo mediante drones para seguir a las orcas entre 2020 y 2023.
Inédita documentación de hábitos de caza
Uno de los descubrimientos más notables de esta investigación fue la primera captura de imágenes de orcas cazando delfines oscuros en las costas de Chile. García Cegarra explicó que se observó a machos y crías participando en estas persecuciones, que parecían tener un componente lúdico. Estos datos son fundamentales para comprender mejor las interacciones entre las poblaciones de orcas en el hemisferio sur.
Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre orcas en esta región se habían concentrado en las aguas antárticas. Sin embargo, la información sobre estos cetáceos en áreas más al norte, como Chile, es escasa. Existen cinco ecotipos de orcas en el hemisferio sur, y aunque todavía no se ha determinado a cuál pertenece la manada de ‘Dakota’, García Cegarra sugiere que podrían ser del tipo A, que se alimenta principalmente de mamíferos marinos. Para confirmar esta hipótesis, sería necesario realizar una biopsia, un procedimiento complicado debido a la naturaleza ágil e inteligente de estos animales.
Crecientes amenazas en la bahía de Mejillones
A pesar de la relevancia científica de estos avistamientos, los investigadores han expresado su preocupación por las múltiples amenazas que enfrentan estas orcas en la bahía de Mejillones. La alta contaminación ambiental, producto de la actividad industrial y la operación de varias centrales de carbón, podría afectar negativamente a la población de orcas, especialmente a las crías. Los contaminantes pueden acumularse en la grasa de las madres y ser transmitidos a las crías a través de la leche materna, poniendo en riesgo su supervivencia.
“El tráfico marítimo y el riesgo de colisiones con embarcaciones son también amenazas significativas para estas orcas”, señaló García Cegarra. La bahía de Mejillones es un importante puerto para el transporte de mercancías relacionadas con la minería, lo que aumenta el peligro de que las orcas se vean afectadas por la actividad humana. Aunque el plan de descarbonización del gobierno chileno estipula el cierre de las centrales de carbón para 2030, la contaminación sigue siendo una preocupación central para los científicos.
Urgente necesidad de conservación
El trabajo de García Cegarra ha sentado las bases para futuras investigaciones sobre las orcas en esta región, pero aún quedan muchas preguntas sin resolver. Bruno Díaz, director científico del Bottlenose Dolphin Research Institute, destacó que este estudio es “solo el comienzo” y subrayó la importancia de continuar investigando las dinámicas de esta población de orcas. “Es crucial determinar con qué frecuencia visitan la zona y cómo consiguen cazar en un entorno afectado por la contaminación y el tráfico marítimo”, comentó Díaz.
En otras partes del mundo, como en el Estrecho de Gibraltar en España, las orcas han desarrollado interacciones frecuentes con las embarcaciones, lo que añade nuevos desafíos a su conservación. Ricardo Aguilar, director de expediciones de la ONG Oceana, resaltó la necesidad de adoptar medidas que protejan a estas especies de los impactos humanos. “Es esencial un esfuerzo conjunto para garantizar la preservación de las orcas y minimizar el impacto que las actividades humanas tienen sobre ellas”, concluyó Aguilar.
El destino de las orcas en el norte de Chile dependerá de la implementación de estrategias de conservación que reduzcan los riesgos ambientales y aseguren la protección de su hábitat.